Comprar patata agria, y que ésta sea de calidad, se está convirtiendo en una tarea bastante difícil. Resulta extraño, ya que precisamente esta variedad es una de las más demandadas y una de las más apropiadas para los platos que cocinamos en España.
¿Por qué es tan difícil comprar patata agria?
Una de las principales trabas es el desconocimiento de las variedades de patata y sus usos por parte del consumidor español. Para la mayoría de nosotros, la única diferencia que apreciamos en las patatas es el tamaño y el color exterior. Y cuando tratamos de comprar una variedad en concreto, bien porque hemos leído acerca de ella aprendiendo una receta nueva o porque nos la han recomendado, es muy probable que el dependiente nos mire con cara extrañada y nos señale un palé con patata nueva y otro con patata lavada. Y ese es todo el repertorio de patatas que podemos encontrar en la mayoría de tiendas.
Si tenemos un poco de suerte y la variedad que hemos pedido tiene un nombre “bonito” como Monalisa, Kennebec o Desiree, tal vez se detengan a charlar con nosotros acerca de las bondades de esa variedad. Pero si la patata que buscamos tiene el nombre de “agria”, no sería nada raro que el dependiente nos dijera ofendido que en su tienda no venden patatas “pasadas” ni de mala calidad.
Otro problema que nos podemos encontrar es que nuestros mercados y fruterías se vean invadidos por patatas que han sobrado en temporadas pasadas en otros países. Sin ir más lejos, el año pasado tuvimos este problema con patatas lavadas que venían de Francia, y que se vendían por unos pocos céntimos el kilo. Como normalmente no solemos tener tiempo para investigar acerca del origen de lo que compramos, es probable que si nos ofrecen este producto lo compremos sin pensar y que demos por hecho que las patatas de esta temporada han venido con una calidad inferior a otros años. Y así entramos en un círculo vicioso en el que cada vez consumimos patatas de inferior calidad y, lo peor de todo, pensamos que esa es toda la calidad a la que optamos, cuando lo cierto es que mucho producto español se ve apartado de los mercados por una simple cuestión de abaratamiento de costes.
¿Qué tiene de especial la patata agria?
La patata agria es la ideal para freír, aunque eso no quiere decir que estas patatas no sean aptas para ser cocinadas de otra forma. Sin ir más lejos, también podemos comprar patata agria para elaborar uno de los platos más consumidos en la gastronomía española, como es la tortilla de patatas.
La patata agria es una patata de piel muy fina, tanto, que prácticamente podríamos retirarla frotando unas patatas contra otras. También es característico su color al cortarla, que es amarillo y brillante.
¿Por qué es tan importante elegir la variedad adecuada?
Seguramente le habrá pasado que el mismo plato unas veces le sale perfecto y otras en cambio es muy mejorable. Si la forma de cocinarlo ha sido la misma, y los ingredientes utilizados, muy similares, entonces, ¿dónde está el problema? Muy sencillo: probablemente no utilizó la variedad adecuada para ese plato.
Así que, al igual que hay tipos de carne que por sus características nunca utilizaría para un asado, otras que nunca haría a la plancha, y otras con las que no haría picadillo, con las patatas ocurre igual. Y no es de extrañar, ya que actualmente conocemos más de 3.000 variedades de patata. A la vista de esta cifra, ya comprendemos que todas ellas no tendrán las mismas características.
En definitiva, si quiere obtener unas patatas fritas doradas, crujientes y sabrosas, no lo dude: ponga en su mesa la mejor patata agria del mercado.