Existen muchas variedades de patata: Kennebec, Monalisa, Spunta…pero quizás la más demandada por sus muchas y diversas cualidades sea la patata agria. Este tipo de tubérculo, de gran tamaño, forma ovalada, piel fina y gran textura es, según muchos expertos, la patata ideal para freír debido a su buena combinación entre fécula y agua, sus pocos azúcares y su buen peso.
Características de la patata agria
Su adaptación ante los distintos métodos de cocción puede ser uno de los puntos fuertes de esta patata, ya que mantiene su calidad y sabor fritas, hervidas o cocidas.
La suma de estas características y otras como su precio, su almacenamiento, su buena conservación o su buena producción hacen que las industrias se decanten por este tipo de patata para la elaboración de sus productos preparados, como las patatas fritas, las tortillas de patatas o las chips.
Además del uso por parte de las industrias, también encontramos patata agria en las verdulerías y en los supermercados la mayor parte del año, aunque no todos los comerciantes especifican la variedad de patata que ofrecen.
La mayoría de personas que compra patatas para cocinar desconocen qué tipo de patata entra en su cesta de la compra. Craso error, pues existe una diferencia increíble en los resultados de tus comidas si se utiliza una patata apropiada para cada método de cocción, por lo que merece la pena saber qué compramos.
También es curioso y llamativo conocer el origen de cultivo de esta variedad de patata. Pues además de cultivarse en España, es bastante reconocida en otros países como Italia o Alemania, donde hay bastante oferta de patata agria ecológica. Una patata semitardía con una época de recolección que comprende los meses de junio y septiembre.